Kaleide International School - La Laguna, Santa Cruz de Tenerife

Cesar M CG

He sido parte del proyecto desde sus más intrincados inicios ,soy padre de dos niños que estuvieron en Kaleide 3 años , la experiencia de mis hijos fue buena y los más importante ,entraban y salían del colegio con ilusión y felices , si surgieron diferencias con el colegio se discutieron y se solucionaron llegando a un punto en común .
El colegio intenta y lo está logrando, cada año más , revolucionar la educación , a base de mucho sacrifico personal y familiar de sus fundadores.
Espero que las críticas constructivas sirvan para que mejoren aún más y la destructivas no logren su objetivo y le den fuerza para continuar .
Mucha suerte ? y adelante con ese proyecto maravilloso lleno de color hasta en el nombre .

Laura Mazario

Kaleide es un proyecto educativo que pretende crear una comunidad escolar basada en el respeto y la confianza, donde los lazos estrechos construyen el pilar para aprender cualquier contenido. Es una gran escuela activa impregnada por las bases teóricas de varias metodologías y filosofías educativas. El equipo prioriza el bienestar socio emocional de cada niña/o y trata de atender a todo tipo de diversidad siendo
honestos y respetuosos con el estudiante y la
familia, partiendo del trabajo en equipo con
esta última. Kaleide es un bonito lugar para
ver crecer a niñas y niños, donde estos son
los protagonistas. En Kaleide tienen voz,
tienen poder, y construyen su aprendizaje
partiendo de sus intereses. En Kaleide se les
deja ser.

Alejandra Hernández

Es evidente que la lista de reseñas está altamente sesgada. El hecho de que los directores sean ‘buenos seres humanos’ no garantiza la calidad educativa de un colegio. ‘Ser valiente’ no es lo mismo que ofrecer un servicio educativo de calidad. Sí, es admirable que hayan arriesgado su comodidad por un proyecto, pero eso no quita que un colegio debe ser evaluado objetivamente por la calidad de su educación, no por los sentimientos o empatía que sus directores generen en sus conocidos.

Ejemplos claros de este sesgo son las reseñas de cinco estrellas de un padre cuyo hijo estuvo tan solo dos meses en el colegio, o de personas que otorgan 5 estrellas desde dos cuentas de Google diferentes. También hay reseñas de aquellos que son contratados para dar talleres en el centro ('Sus directores muy agradables') y de facilitadores (empleados/as), además de amigos personales de la directiva del centro que afirman que 'esta escuela es dirigida por personas tan inteligentes, trabajadoras y humanas' y que el proyecto 'tiene que ser un éxito rotundo'. Es particularmente preocupante que una persona, sin especificar su rol en la escuela, esté llamando a los padres no empáticos, diciendo que los directores son seres humanos con aciertos y desaciertos. Este tipo de argumento es un claro ejemplo de gaslighting o manipulación psicológica. Al descalificar las preocupaciones legítimas de los padres, se intenta invalidar sus experiencias y percepciones sobre la calidad de la educación y el bienestar de sus hijos. Si un médico es negligente con su paciente, no mostramos empatía hacia el médico; lo denunciamos. Lo mismo debería aplicarse aquí: el bienestar y la educación de nuestros hijos son lo más importante, y el hecho de que alguien sea una buena persona no garantiza su competencia profesional.

Minimizar las preocupaciones de los padres y descalificarlos como 'no empáticos' por expresar críticas no solo invalida las experiencias de muchos padres, sino que convierte sus preocupaciones en algo infundado. De nuevo, este comportamiento es una táctica de manipulación emocional inaceptable que busca erosionar la confianza de quienes leen las reseñas en el juicio de los padres. El centro no solo silencia voces críticas, sino que les impide abogar adecuadamente por el bienestar y la educación de sus hijos, poniendo en peligro lo que realmente importa.

En resumen, todo esto claramente sesga la calificación de este centro educativo. La falta de diversidad en las opiniones genera dudas sobre la calidad real de la educación que ofrecen. Al final del día, la reputación y calidad de un colegio no dependen de la valentía de los que lo fundan, sino de los resultados y el bienestar de los alumnos.

Virginia Gutiérrez

Una escuela que conozco bien, que he visto cómo se ha trabajado desde el primer momento por parte de Diana y Diego para que las niñas y niños estén en un espacio precioso, lleno de naturaleza, cuidado, donde todos participan, donde se aprende jugando y donde los padres forman parte esencial en el desarrollo de sus hijos. Enhorabuena por hacer un mundo mejor para la infancia y para todos y mil gracias por vuestro esfuerzo, pocas personas en este mundo apuestan por algo tan bonito a la vez que difícil.

GEMMA Fernández Rodríguez

Ya es nuestro cuarto año en Kaleide y para mi hijo está siendo una experiencia maravillosa, que esté deseando de volver al colegio y que cuando le llevas te diga: ayyy otro día más a mi maravilloso colegio lo dice todo!.Aún así me gustaría decir que es un espacio espectacular donde los niños son el centro y su educación emocional el tronco de todo, esto sin duda se traduce en niños seguros de sí mismos, con mucha confianza en ellos mismos y super felices
Rodeados de profesionales que los escuchan por encima de todo.
Y qué decir de las personas que lograron que esto saliera adelante, personas con una misión de vida muy bonita que quieren aportar su granito de arena para que la educación sea diferente y lo están logrando?

Gisela Burunat

Me veo obligada a resumir debido al límite de caracteres establecido. Muchas reseñas no son honestas: bastantes son de gente que trabaja en la escuela, otras de personas que no conocen el proyecto de primera mano pero sí a sus creadores (aten cabos).

Nuestros hijos estuvieron en el proyecto desde los inicios del mismo, cuatro años en total. El primer año fue fantástico: destacamos el equipo pedagógico, que siempre fue maravilloso con las familias y que constituyó siempre el punto fuerte de la escuela. Si la dirección se hubiese dejado aconsejar por él, la escuela podría haber marcado una diferencia. Lástima que el personal fuera poco estable: las acompañantes iban y venían, en ocasiones sin posibilidad de despedirse de niñas y niños debido a lo repentino de la marcha. Generalmente estos «abandonos» se producían cuando el personal se mostraba crítico con alguna parte del proyecto.

La dirección no escuchaba, no estaba abierta a sugerencias o críticas constructivas. En reuniones con las familias se ponía a la defensiva, se victimizaba alegando falta de tiempo y dinero, invitando a las familias a hacer donaciones, e incluso llegaron a humillar a las familias que se mostraban críticas con su proceder. Mostraban un claro favoritismo por las familias que solo tenían palabras de alabanza para el proyecto; el resto acabamos en una especie de lista negra. La dirección fue responsable directamente de la marcha masiva de numerosas familias.

El periodo de adaptación era flexible, pero el movimiento de madres/padres era limitado: debíamos permanecer en una zona y no interactuar con los niños ni entre nosotras. Al tiempo percibí una clara hostilidad hacia mi presencia y la directora me pidió que no hablara con mi hijo mientras yo permaneciera en el espacio, para forzarlo a que se «despegara» (mi hijo tiene un trastorno del habla, debo motivarlo a hablar). Esa es otra; como todo colegio privado no pueden ofrecer el apoyo necesario a niños con necesidades especiales.

El personal no tenía formación en ciertas áreas, con lo que la sed de conocimiento quedaba sin ser satisfecha. De acuerdo con que cada niño tiene su ritmo, pero si no ofreces estímulos, materias o como quieras llamarlo se pierden mucho, y la curiosidad que pudieran tener se desvanece sin ser cubierta.

Las ratios no se cumplen en la práctica; en un momento dado una acompañante puede estar atendiendo solamente a un niño, con lo que el resto de criaturas se reparte entre las demás. No se podían garantizar los servicios de acogida temprana y permanencia, ya que la persona encargada podía fallar y no tenían reemplazo, avisando con poca o nula antelación. En caso de que una niña fuera a cambiar a un colegio convencional aseguraban que los prepararían para la transición, pero no hacían nada.

Había poco personal para mantener la seguridad en todos los espacios. Presencié periodos de hasta media hora sin supervisión adulta en la zona donde yo me encontraba. El patio delantero no se utilizaba.

Los directores/creadores tienen otra ocupación a tiempo completo que les impide atender la escuela como deberían. Estaban obligados desde el principio a poner a alguien al frente del proyecto, mas cuando finalmente lo hicieron (tres años después) eligieron a una persona que vivía lejos y solo acudía ocasionalmente (ejercía su labor de forma telemática). Daba la sensación de que no querían ceder el control.

Había incoherencias: defienden una alimentación saludable y sin azúcar y ellos mismos ofrecían Nutella y similares. Las normas cambian de un curso a otro: es normal que haya evolución, pero muchas veces se acordaba algo un año y al siguiente dejaba de llevarse a cabo, sin informar de los cambios a las familias veteranas. Era norma general decir a las familias lo que querían oír, pero no actuar acorde a ello.

Podría ser un buen sitio para niñas y niños en su primera infancia, con más supervisión adulta, pero a medida que crecen necesitan más.

Encontramos buenas personas y experiencias allí, pero lo no tan bueno acabó pesando más y ya no era lugar para nosotros.

Javier Almodovar

Conozco a Diana y a Diego hace un montón de años. Hemos compartido muchas horas hablando sobre educación, sobre la infancia, y sobre un montón de cosas más. He tenido la suerte de estar cerca de los diferentes proyectos educativos en los que se han metido. Podrían haber elegido una vida mucho más cómoda y fácil, pero han elegido una que requiere un nivel de esfuerzo, de compromiso y de estudio que está lejos de la mayoría de nosotros. Eso tiene sus recompensas, y también sus sinsabores (no pocos y no pequeños). Siento un enorme respeto, un gran aprecio y mucho cariño por lo que hacen y por el lugar desde el que lo hacen. Hacer el bien es una cosa dificilísima, y ellos están en ese empeño. Kaleide es una muestra de ese hacer, y de ese empeño. Espero que muchas familias conozcan el proyecto y puedan disfrutar del trabajo de Diana, de Diego y del equipo de Kaleide.

Benjamin Vidal

Estamos muy agradecidos de que nuestra hija pueda ir a Kaleide. Un colegio donde se siente escuchada, respetada y donde sus opiniones son tenidas en cuenta. Y, sobre todo, donde es feliz y va cada día con ilusión. Creo que no se puede pedir más.
Animo a cualquiera que crea que un colegio debería ser algo más que un lugar donde se imparten contenidos a que visite Kaleide. Descubrirá que una educación basada en conocerte a ti mismo, en ser capaz de dirigir tu propio aprendizaje en base a tus intereses y en desarrollar una sana autoestima no sólo es posible sino que es una realidad.
¡Gracias, Kaleide!